Actualmente la única manera definitiva para diagnosticar la enfermedad de Alzheimer es investigar sobre la existencia de placas y ovillos en el tejido cerebral. Pero para observar el tejido cerebral se debe esperar hasta que se haga la autopsia (examen del cuerpo que se hace después que la persona muere). Por consiguiente, los médicos deben hacer un diagnóstico de "posible" o "probable" enfermedad de Alzheimer en vida del paciente.
Para esto se utilizan unos criterios clínicos, bien los establecidos por la tercera edición revisada o la cuarta edición del manual de diagnóstico y estadístico de
El medico debe estudiar el historial clínico además de hacer otras pruebas para descartar otras enfermedades. Por lo tanto el médico, para diagnosticar a un paciente de Enfermedad de Alzheimer debe hacerle:
- Una historia médica completa.
- Pruebas diagnósticas.
- Un examen neuro-psicológico.
- Descartar la depresión, aun que las dos enfermedades pueden coexistir.
- Escáner (TAC) o con resonancia magnética nuclear (RMN).
En concreto el Alzheimer se caracteriza por un deterioro progresivo, sin cambios muy bruscos.
Una vez diagnosticada la enfermedad hay que evaluar si el paciente está preparado para recibir la notificación. Comunicar el diagnóstico de Alzheimer no puede ser un hecho puntual: debe inscribirse en un proceso de relación de ayuda: debemos ir preparando al enfermo, dejando que madure la información. La noticia puede causar la depresión y acentuar la demencia. Como en todo lo relacionado con esta enfermedad lo importante es conocer al paciente y su entorno para saber cómo, cuándo y de qué modo hay que dar el diagnóstico.
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